De mi viaje a Islandia en verano tengo que destacar el día que hice la ruta Gullni Hringurinn, conocida como el Círculo Dorado. Se trata de un viaje de unos 300 kilómetros desde Reykjavík a través del Parque Nacional Þingvellir para visitar la catarata Gullfoss y los géiseres Geysir y Strokkur, además de otros maravillosos parajes islandeses.
Hay muchas empresas que se dedican a realizar tours organizados con diferentes actividades, ya que lo más bonito de Islandia es su naturaleza volcánica, paisajes, lagos, etc. Yo contraté el viaje con Iceland Horizon. El precio eran 9.000 coronas islandesas que al cambio son 57€. Te recogían en el hotel en una furgoneta-minibús sobre las 9:00, hacían la ruta completa con un guía en inglés y te llevaban de nuevo al hotel sobre las 18:00. La comida no estaba incluida.
En cuanto se sale de Reykjavík se puede comenzar a observar el impresionante panorama volcánico de Islandia. El color característico es el de la tierra rojiza y oscura y el de la lava petrificada que forma incluso pequeñas colinas. El Parque Nacional Thinvellir o Þingvellir (en islandés) tiene una característica única: está sobre dos placas tectónicas diferentes, la euroasiática y la norteamericana. De hecho el tour comienza en la segunda, en la que está la capital, y se pasa a la europea para visitar las cataratas y géiseres para volver después a la americana.
A lo largo del viaje se van haciendo diversas paradas para ver el paisaje y explicarnos los diferentes tipos de lava que hay, el por qué de las formas, la importancia de la geotermia,… También hicimos una pequeña parada en una estación geotermal en la que se podía ver cómo salían enormes columnas de vapor provenientes del interior de la tierra. En muchos casos se utiliza la presión interna para transformarla en electricidad y en otras, simplemente, por seguridad para que las placas la liberen y no haya terremotos:
Otra de las vistas panorámicas impresionantes fue la del Lago Þingvallavatn (Thingvallavatn). No es el lago más grande de la isla, pero aun así su tamaño es impresionante: 84 kilómetros cuadrados y hasta 114 metros de profundidad:
Tuvimos la oportunidad de pasear por Thinvellir y los pequeños cañones que crean caminos naturales en las zonas de unión de las placas tectónicas. En la siguiente foto se puede ver el histórico pueblo de Skálholt. Se trata de unas casas y una iglesia católica (Thingvallakirkja), que a pesar de su reducido tamaño es Catedral, y que desde la edad media ha sido un centro cultural y político muy importante. Allí se proclamó la independencia de la República de Islandia en 1944 y años antes se celebraban reuniones para realizar juicios y proclamar nuevas leyes:
De hecho tal fue su importancia que en el año 2009, al celebrar el 190 aniversario de la construcción de la iglesia actual (antes hubo otras) se creó un sello conmemorativo de Thingvallakirkja.
Pero lo mejor estaba todavía por llegar. La ruta seguía hasta la famosa catarata Gullfoss, uno de los lugares más visitados del país. Es un monumento natural en el río Hvítá que se caracteriza por la caída del agua a través de sus 3 escalones curvos. En total tiene un desnivel de 64 metros (11, 21 y 32 metros en cada escalón). El espectáculo es impresionante y el sonido atronador. Hay un paseo desde la carretera hasta casi el borde de la cascada:
Después del paseo, otra vez en el minibús, nos dirigimos hasta la zona de Haukadalur, donde están dos de los géiseres más famosos del mundo: el Gran Geysir y Strokkur. Un géiser es una fuente termal que lanza periódicamente agua caliente y vapor de agua. Este efecto se produce cuando se calienta el agua por contacto con las rocas del interior de la tierra que a su vez están en contacto con el magma. La presión aumenta y sale el chorro de agua formando una columna o chimenea. En esta zona hay 6 géiseres.
La vida del géiser es desconocida ya que depende de la erosión de las rocas internas, del calor del magma, de las aguas subterraneas,… De hecho el Geysir (que dio su nombre al efecto) ya no está activo. Además de los factores anteriores, se dice que el lanzamiento de objetos y piedras de los turistas hace años acabó por ahogarlo y solo esporádicamente lanza el agua. A su lado, a solo 25 metros, se encuentra su hermano Strokkur, que lanza la columna de agua caliente cada 4 a 8 minutos a una altura de 15 a 20 metros de altura. En ocasiones ha llegado a los 40 metros, pero se queda todavía lejos de los 80 metros que consiguió Geysir.
Es espectacular ver cómo se va creando una burbuja de agua y de repente rompe creando una columna muy alta. Como hacía un poco de viento, las pequeñas gotas y el vapor de agua volaban y caían sobre los turistas dando una agradable sensación de dulzor y a la vez calidez.
Ya de vuelta hacia Reykjavík hicimos dos paradas más. Una fue en otra cascada más pequeña, pero no por ello menos bonita, aunque después de conocer la grandiosidad de Gullfoss, esta parecía casi «de juguete»:
Y otra de esas cosas que solo puedes ver en paraísos como Islandia, el cráter Kerið. Se trata de un cráter natural que con el paso del tiempo se ha ido filtrando el agua hace su superficie y actualmente es un lago natural de origen volcánico. El agua tiene un color turquesa muy peculiar y aunque igual no se puede apreciar en la foto, tiene una altura de 55 metros y un diámetro entre 170 y 270 metros. La profundidad del agua llega a alcanzar los 14 metros. Si pasáis por la zona de Selfoss, tenéis que hacer una parada en Kerið:
Y así terminó la larga jornada descubriendo la maravillosa naturaleza de Islandia. La visita a Gullni Hringurinn, el Círculo Dorado, es obligatoria y sirve para darnos una idea de lo espectacular que es una isla en medio del océano y cómo los movimientos de las placas tectónicas la han moldeado hasta crear este paisaje.
Os dejo alguna foto más que realicé durante el viaje por el Parque Nacional Thingvellir: