La tradición gastronómica china es muy amplia debido, entre otras cosas, al enorme tamaño del país y las propias diferencias culturales entre sus 22 provincias. En los restaurantes en Pekín y Shanghái nos encontramos los menús más habituales, pero hay otras zonas como Cantón (suroeste de China) en las que los ingredientes son bastante más peculiares.
En Beijing paseamos por una calle peatonal comercial, la más grande de la ciudad, que se llama Wanfuging y que, además de enormes tiendas y centros comerciales de marcas europeas, tiene dos mercados de comida callejera que podríamos denominar «rara». El primero está en realidad en la calle perpendicular, en la zona más norte de la avenida, y el segundo está en un lateral en el comienzo de la avenida desde el sur. En el mapa podéis ver las dos zonas:
Es un mercado nocturno, por lo que con la caída del sol los «chiringuitos» comienzan a cocinar la variada comida. En la zona norte hay una larga hilera de casetas, mientras que en el Wangfujing Snack Street son los bajos de los edificios. En ambos casos son pequeños puestos donde normalmente hay 2 cocineros y en los que se pueden encontrar muchas opciones diferentes.
Cabe destacar una cosa importante: se podría decir que casi la mitad de los visitantes eran extranjeros; es decir, Wangfujing es un mercado más bien pensado para los turistas que para los locales. De hecho los locales solo compraban las cosas «normales» mientras que eran los turistas los que se atrevían con las más exóticas. Vamos, que comer escorpiones no es ni mucho menos lo habitual en China.
Mercado de Wangfujing
Nosotros hicimos la ruta al revés, ya que lo habitual suele ser empezar por el otro punto. Veníamos del norte, de visitar el Palacio de Verano. Justo donde comienza la zona peatonal vimos en la calle perpendicular la fila de chiringuitos iluminados.
En la primera parte nos encontramos dumplings, pasta, figuras de chocolate,… pero ya un poco más delante empezamos a ver las opciones más exóticas: caballitos de mar, orugas, arañas y escorpiones de diferentes tamaños. La verdad es que no hay ningún orden y están todos mezclados, así que te puedes comer un dumpling, una sopa, una araña y plátano frito de seguido o en cualquier otro orden. La verdad es que eso viene bien si no quieres recorrerte todos los puestos.
Más adelante encontramos más comida… «peculiar»: estrellas de mar, grillos, arañas más grandes, lagartijas y pequeñas serpientes. Sin duda aumentaba la diversidad. En este caso, todos los animales e insectos estaban muertos y ya un poco cocinados, así que cuando elegías el tuyo le daban una pasa por aceite caliente y estaba listo para la degustación.
Vanina no estaba por la labor, pero yo, viendo tanta oferta gastronómica, me entraron las ganas de probar algo. Empezamos por algo sencillo, primero unos dumplings variados, que no estaban especialmente buenos. Después, llegó el momento de decidir qué delicatessen iba a saborear. Descarté grillos porque en los programas de la tele dicen que es todo «cáscara». Las orugas también porque me las imagino viscosas. Los caballitos y estrellas de mar parece que dan pena. Las arañas eran enormes, así que me decanté por los escorpiones.
Por 15 yuanes, aproximadamente 1,5€, me compré un pincho moruno de 2 escorpiones pequeños (un venezolano se comió delante uno grande y dijo que solo sabía a aceite). Así que llegó el momento de probar escorpión:
Pollo, el escorpión sabía a pollo. Te cruzas más de la mitad de la Tierra para ir a China a comer escorpión… y sabe a pollo. Os lo prometo. Eso quiere decir que estaba rico y un poco crujiente. Porque no sale barato si te comes varios, pero si no repetiría sin problemas. La verdad es que fue una sorpresa, no me esperaba ese sabor, pero os invito a que lo probéis y compartáis vuestra experiencia.
Os comparto también esta foto que hizo Vanina y que me gusta mucho: es un cocinero cortando en trocitos para freír lo que creemos que es una lengua de vaca o semejante:
Wangfujing Snack Street
Seguimos caminando hacia el sur de Wangfujing y casi donde termina (o empieza) la zona peatonal está el Wangfujing Snack Street al que se entra por el paifang (puerta china) que nos da la bienvenida.
Allí hay más puestos de comida callejera, aunque menos y no tan variada. Lo que está claro es que la zona es mucho más bonita y además tiene una cosa llamativa: en los pinchos morunos están los insectos vivos. Sí, atravesados con el palo de madera pero vivos. Si te acercas y soplas un poco puedes ver cómo se mueven. Es un poco macabro.
En esta zona se mezcla la arquitectura tradicional china con estos puestos de comida y de compras variadas. De hecho la primera parte es más de comida y las ramificaciones se convierten en auténticos mercadillos con muchos puestos de cualquier tipo de souvenirs.
La experiencia
Esta segunda zona, la más popular, es más bonita, pero en cuanto a puestos de comida tiene muchos menos. Si queréis ir a lo básico, os vale con visitar Wangfujing Snack Street, pero yo os recomiendo ir también a la zona norte porque allí hay más variedad.
Después de mi satisfactoria experiencia comiendo escorpión, tengo ganas de probar algún otro insecto raro, a ver con qué sabor me sorprende esta vez. Sin duda os recomiendo probar alguna de estas cosas (siempre que esté bien cocinado y si es escorpión hay que quitarle el aguijón).
Galería de fotos
Os dejo con una galería de fotos e imágenes de Wangfujing Street y os invito a que compartáis y comentéis el artículo:
Muy bueno el artículo chic@s. Apuntado queda lo de los escorpiones sabor a pollo jaja ¿Quien dijo miedo?
Saludos