Durante nuestro Viaje de Fotografía destino Lisboa, tuvimos la suerte de contar con las recomendaciones gastronómicas y hosteleras de un oriundo, con lo que las comidas y bebidas tradicionales degustadas fueron un rotundo éxito que pusieron la guinda a un viaje fantástico.
La Casa do Alentejo en la Rua das Portas de Santo Antão, es un restaurante que os aseguro que si pasáis por la calle sin conocerlo no os llamaría la atención y desde luego no entraríais. Sin embargo si vais a Lisbooa, ¡tenéis que entrar y probar! Os va a sorprender a cada paso y después a cada mordisco de las comidas más tradicionales de Lisboa y Portugal. Estos son algunos de los platos con los que nos deleitamos el grupo que viajábamos: bacalao (bacalhau), cabrito al horno (borrego ao forno) y caldo verde o caldo do Alentejo (sopa típica con verdura y patatas -cachelos-). Por supuesto todo ello bien regado con un buen vino de Portugal, que hemos descubierto que tiene una bodega envidiable.
Después de una buena comida, nada como un buen chupito de una de las bebidas típicas de Lisboa la Ginjinha (un licor de ginjas, es decir, guindas), en un «bar» típico A Ginjinha, en el Largo São Domingos 8.
El Beira Gare en la Praça Dom João da Câmara, es una tasca típica lisboeta en la que puedes comer platos típicos a un precio muy económico. La bifana es un bocadillo tiras de carne de cerdo o lomo con un adobo o salsa especial y servido en un pan especial, el pão de bico. Se llama salgados o salgadinhos a los aperitivos tradicionales fritos que puedes encontrar en todos los bares, los más populares son: los rissois de bacalhauo carne, empanadillas de bacalao o de carne; las chamuças, una especie de empanadilla rellena de carne y verdura al curry, recuerda a un sabor muy asiático; y los bolinhos de bacalhau, buñuelos de bacalao.
No podemos olvidar las meriendas porque en Lisboa hay muchas pastelerías con escaparates muy apetecibles, pero sin duda, la más famosa y tradicional es Pastéis de Belém en la Rua Belém, donde podremos tomar y/o adquirir los famosos pastelitos de Belém. La cafetería está hecha en el propio obrador que puede verse desde una cristalera, donde la producción tradicional de pastelitos no tiene fin.
Por supuesto, no hay que olvidar la noite de Lisboa. Aunque nosotros no disfrutamos demasiado de la marcha nocturna sí que tuvimos tiempo para ir al bar/coctelería más kitsch y molón que haya pisado nunca, en el Chinese Pavilion en la Rua Dom Pedro V, cada rincón está ocupado por una reliquia más curiosa que la anterior, desde luego un museo de recuerdos que por algún motivo me recordaba a la casa de Alaska y Mario ;)
Y aquí terminan nuestras recomendaciones gastronómicas de Lisboa por el momento… Ya sabéis, ¡toda recomendación será bienvenida!
Me encantaría conocerlo.